A la memoria de mi padre: José Berni Gómez q.e.p.d. El inició esta colección |
COLECCIONISTA DE VITOLAS DE PUROS Juan Alberto Berni González A.V.E. 1415 |
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el tabaco y el fumar en la historia |
LA PLANTA DEL TABACO
La planta del tabaco pertenece a la familia de las solanáceas. Su nombre científico es Nicotiana Tabacum siendo conocida y apreciada por los aborígenes que la llamaban Cohiba.
Oriunda de las zonas tropicales del Continente Americano, está estrechamente emparentada con otras plantas cultivadas
comercialmente, como el tomate (Solanum lycopersicum) y la patata (Solanum tuberosum).
Se trata de una planta herbácea, perenne, vellosa y de médula blanca, de raíz fibrosa, de grandes hojas alternas y lanceoladas, perfectamente aisladas, con abundante vena y, en general, no onduladas. La flor es hermafrodita, de color rojo púrpura, cáliz acampanado y corola tubular, cinco lóbulos.
Es una planta típica de invierno, comenzándose su cultivo en el mes de Octubre y finalizando a principios de Abril.
Se reproduce mediante plantones o
planteles de unos 18 cm. que son suministrados normalmente por viveros especializados.
La planta crece rápidamente y alcanza en tres meses una altura máxima de 1,70 a 1,80 metros, momento en que se le poda su brote mas alto para evitar su crecimiento y para lograr hojas mas fuertes.
Su fruto tiene forma de cúpula cónica con semillas menudas.
De sus hojas se obtiene, una vez elaborado, el tabaco consumido hoy en el mundo.
Existen 64 especies de Nicotiana tabacum, dos de las cuales: la Nicotiana Rústica y la Nicotiana Tabacum han mantenido siempre una estrecha relación con el desarrollo de la humanidad. Aunque no es posible precisar con total exactitud el momento en que llegó a Cuba, sí puede afirmarse que esto debió ocurrir entre dos mil o tres mil años antes de nuestra era. Según distintas fuentes, el tabaco podría tener su origen en las tierras de la cultura maya sobre el año 2000 a.C., abarcando los estados de Chiapas, Campeche, Yucatán, Guatemala y Honduras. Estos pueblos eran excelentes marinos y comerciaban por todo el Golfo de México, incluyendo las islas del Caribe, por lo que es posible que todas éstas islas tengan en común el tabaco de México, o "CIKAR", como lo llamaba el pueblo maya, y que en ese idioma significa FUMAR.
Utensilio para fumar que los indios llamaban "tobago" |
La primera descripción completa de la planta fue realizada en 1535 por Gonzalo Fernández de Oviedo, gobernador de Santo Domingo (La Española), en su Historia General y Natural de la Indias, no obstante fue el médico sevillano Nicolás Monardes quien divulgó las propiedades curativas del tabaco en su obra La Historia Medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales (1565-1574), editada en Sevilla en 1580. Encabezando la segunda parte de esta obra, Monardes hace una rigurosa descripción botánica de la
planta del tabaco y aporta el primer grabado conocido sobre la planta del tabaco.
Otro médico, en este caso de la corte de Felipe II, Francisco Hernández de Boncalo, fue enviado para estudiar las distintas plantas del Nuevo Mundo y especialmente las de carácter medicinal o con propiedades terapéuticas. Boncalo permanece allí desde 1570 a 1577, y escribe un buen número de volúmenes (posiblemente 17), que se pierden al ser devorados por las llamas en el incendio del Monasterio del Escorial de 1671. Solamente conocemos parte de su obra gracias a dos obras providenciales: un compendio publicado en 1625 que Felipe II encomienda a otro médico de la Corte, el napolitano Nardo Antonio Rechi: Rerum Medicarum Novae Hispaniae y otra obra mas
extensa que se publica en 1615 por Francisco Jiménez (discípulo de Boncalo); se trata de Quatro libros de naturaleza y virtudes de los árboles, plantas y animales de la Nueva España. En ambos se describen las propiedades terapéuticas del tabaco en el tratamiento diversas enfermedades, como por ejemplo el asma.
Boncalo sembró por primera vez tabaco en unas tierras situadas en los alrededores de Toledo, denominadas cigarrales, porque solían
ser invadidas por plagas de cigarras. Por este motivo algunos historiadores han asociado, con escasa base científica, que el nombre de cigarro pudiera proceder de esos cigarrales de Toledo donde por primera vez el tabaco vio la luz en el Viejo Mundo.
El nombre que los aborígenes daban a la planta es distinto dependiendo de cada zona, así en la descripción del tabaco que hace Boncalo en su libro segundo nos habla de que los aztecas la llamaban picietl o quauh iyetl, según la variedad, pito en Brasil, patoun o petún, o finalmente cohiba, que realmente era la ceremonia de fumar y no la propia planta.
Se piensa que la palabra tabaco dado a nuestra planta solanácea pudiera proceder equivocadamente) del tubo en forma de "Y" anteriormente citado, que
los indígenas tainos usaban para aspirar el humo, que denominaban tobago, aunque también utilizaban otro instrumento o pipa más sencillo que consistía en un solo canuto de caña con el cual aspiraban el humo aplicando una de sus extremidades a la nariz.
Resumiendo, podríamos decir que con el paso del tiempo se intercambiaron los nombres, pues el vocablo maya CIKAR que significaba FUMAR se asignó al CIGARRO o CIGAR y el TOBAGO o utensilio en forma de "Y" con el que lo aspiraban lo asignaron a la propia planta del tabaco, lo cual se puede leer en las crónicas de Gonzalo Fernández de Oviedo.
EL DESCUBRIMIENTO DEL TABACO POR LOS EUROPEOS
Si bien nadie duda de que fueron los españoles, descubridores del Nuevo mundo, los que dieron a conocer el tabaco en el viejo continente, no ocurre lo mismo sobre el momento y el lugar exacto en que esto se produjo. La teoría liderada por el ilustrado francés J. B. Labat sitúa el descubrimiento en la
exploración de la región y el río de Tabasco (Yucatán) iniciada por el capitán español Juan de Grijalva en 1518. Escritores como Touchy opinan que esta planta se vio por primera vez en La Española (actual isla de Santo Domingo) en 1492. Según otras teorías, poco rigurosas pero que aún se encuentran en libros y publicaciones, se dice que el tabaco fue descubierto en la pequeña isla de Tobago (hoy república de Trinidad Tobago), en la expedición llevada a cabo por los holandeses en 1632, o sea muchos años después de la introducción del tabaco en los países europeos; incluso se llegó a pensar que el nombre de tabaco procedería dicha isla (mera coincidencia). Por último, se decía que fue descubierto en la Florida, también posteriormente al 1492.
Pero, sin duda, la versión más creíble y que cuenta hoy con mayor número de adeptos se apoya en el análisis de las crónicas del viaje del descubrimiento. Según esta teoría serían los propios compañeros de Cristóbal Colon quienes observaron por primera vez a la población nativa hacer uso de la aromática hoja de tabaco, y por lo tanto serían los descubridores de las primeras plantas de tabaco. Concretamente serían dos de los hombres de confianza de Colón: Rodrigo de Jerez y Luis de Torres cuando costeaban la parte oriental de la isla de Cuba, en las márgenes del río Caunao. Veamos con algún detalle cómo se produjo. (*4)
En el amanecer de del 12 de octubre de 1492, en un lugar cercano al litoral Nordeste de la actual Cuba, el Almirante Cristóbal Colón tomó por primera vez contacto con el Nuevo Mundo en una isla a la que los Indios llamaban Guanahani, bautizando el lugar como la Isla de San Salvador. Guanahani es una de las islas del archipiélago de las Bahamas (las antillas más orientales) denominada Watling hasta 1925, momento en que se volvió a llamar San Salvador en honor de Colón. Sin embargo la identificación exacta de esta primer isla a la que llegara Colón
en su primer viaje ha sido y sigue siendo materia de fuerte debate hasta nuestros días. En 1986, sin embargo, la National Geographic Society sustuvo que Cayo Samaná (Samana Cay) era el sitio más probable del primer desembarco de Colón, y por lo tanto de la ubicación de la isla llamada Guanahani. La isla estaba habitada mayoritariamente por el pueblo Lucayo o Taíno; Colon fue muy bien recibido por los indios, recibiendo ofrendas en forma de frutos y unas hojas secas que fueron tiradas por la borda, pues los españoles no podían saber aún su valor.
Dice el descubridor en sus crónicas del viaje llegadas hasta nuestros días a través de las transcripciones del padre Bartolomé de las Casas: « los nativos nos trajeron frutas, lanzas de madera y ciertas hojas secas que emitían una fragancia especial ». No demasiado contento con lo encontrado, tomó rumbo directo hacia poniente sin detenerse en otras pequeñas islas que divisaba.
Cristóbal Colón, alentado por las leyendas descritas en los libros sobre el Catay y siguiendo las carta marítimas de Toscanelli, buscaba pistas sobre Cipango y y por tanto esperaba esperaba encontrar las Indias Orientales y al Gran Khan. Había
recorrido 17 leguas desde que dejó los cayos de las Bahamas cuando al anochecer del 27 de Octubre avistó una extensa costa. Había descubierto la Isla de CUBA.
Al amanecer del día 28, presumiblemente durante las primeras horas de la mañana, arribaba a su primer puerto cubano, que nombró San Salvador. Sobre la ubicación exacta de este primer punto de desembarco hay diferentes teorías (ninguna suficientemente probada) que son:
El 29 de Octubre zarpa de esta bahía con sus naves y llega costeando a su segundo lugar de desembarco en la Isla, que el mismo Colón denomina Rió de Mares y que se cree está localizado cerca de la actual ciudad de Manatí, a unos 30 Km. de la bahía de Puerto Padre.
El lunes 12 de noviembre se ponen nuevamente a la mar y abandonan Río de Mares y Cuba definitivamente, pues Colón no regresaría jamás por estas costas. Colón, en algún momento de su estancia en Cuba (su San Salvador), decide enviar a dos hombres de su confianza con la misión de contactar con el Gran Khan y entregarle unas cartas de los Reyes Católicos; estos fueron el ayamontino Rodrigo de Xerez a título de embajador junto al judío converso Luis de Torres como intérprete pues, además de castellano, sabia hebreo y árabe.
Parten ambos, pero no logran su objetivo. No obstante contactan con los habitantes de algún pueblo cercano, regresando con los primeros datos y descripciones sobre el descubrimiento del tabaco y de su uso o la forma de fumarlo. Un poco mas abajo, en esta misma página, se incluye un breve texto de las crónicas del viaje, transcritas por el Padre
Bartolomé de las Casas y otra de Gonzalo Fernández de Oviedo con la descripción detallada de cómo fumaban los indios el tabaco.
El 5 de diciembre de 1492 descubre la isla de Santo Domingo, y fue precisamente en su costa atlántica norte, que llamó Puerto Plata por el color de sus aguas, donde se hundió la embarcación Santa María, en la Nochebuena de ese mismo año. A la nueva tierra se le asignó el nombre de La Española. Con los restos de la infortunada carabela se construyó un fuerte que pusieron de nombre La Navidad.
Colón dejó en el fuerte a 48 hombres al mando de Diego de Arana, poniendo a la Pinta rumbo de regreso a España. El 10 de diciembre de 1493, en su segundo viaje, regresó al fuerte y lo encontró destruido. Entonces reconstruye el fuerte y funda la primera ciudad del recién descubierto continente americano a la que llamó La Isabela, en honor de su reina Isabel.
Podemos decir que Rodrigo de Xerez, español e ilustre Ayamontino nacido en el barrio de la Villa, fue el primer fumador europeo, y aunque obviamente no pudo culminar el encargo de Colón de entrevistarse con el Gran Khan, tiene el honor de ser el descubridor del tabaco y la manera de utilizarlo tal y como lo conocemos pues parece ser que fue visto "echando humo por la boca". Hay dos versiones: una de ellas dice que fue a la llegada al puerto de Sevilla en la carabela Niña en el primer viaje de Colón, mientras que la otra versión cuenta que fue sorprendido por su esposa María encerrado en una habitación fumando tabaco, y sería ella misma quién le acusó de "echar el demonio por boca y narices" ante la Inquisición. En cualquier caso fue juzgado y encarcelado, pasando siete largos años en prisión. (*5)
LOS INDIOS TAINOS Y LA CEREMONIA DE LA COHOBA
Todos los indios de las Antillas se han extinguido, pero aún se encuentran restos de sus armas, de los utensilios que usaban y de algunas otras cosas, en los lugares donde habitaban. El hecho de que los restos encontrados puedan agruparse en tres clases distintas, prueba la existencia en lo antiguo de las tres clases de indios: taínos, caribes y siboneyes.
En Cuba se han encontrado muchos restos pertenecientes a los taínos y los siboneyes pero muy pocos atribuidos a los caribes. Los taínos se hallaban extendidos por toda la Isla mientras que se piensa que los caribes se limitaban a realizar incursiones en las costas del extremo oriental, cerca de Maisí, pero que no llegaron a establecerse en ella. En cuanto al tercer grupo, hay ciertas dudas sobre si los guanacabibes y los siboneyes eran la misma gente.
En las islas Bahamas, Haití y Jamaica, se han hallado muchas cosas de los taínos y, al igual que en Cuba, pocas de los caribes. En Puerto Rico se han encontrado muchos objetos taínos y caribes, en cambio donde más objetos caribes se han descubierto es en las Antillas Menores.
Pues bien, los indios tainos, que significa "los buenos" en lucayo, que Cristóbal Colón conoció en su primera expedición eran unas gentes pacíficas que vivían en pequeños grupos en chozas cónicas de madera y fibra trenzada, poseían un nivel cultural superior al de los restantes aborígenes antillanos, si bien nunca fueron una civilización comparable en desarrollo a otras culturas como la Maya, Azteca o Inca.
Se comunicaban con el otro mundo mediante una complicada ceremonia que llamaban cojiba, cojoba o cohoba y jugaba un papel muy importante, pues estaba íntimamente ligada a una dimensión de cohesión política y social. Consistía
en absorber por la nariz polvos alucinógenos de una semilla denominada Anadenanthera Peregrina a través de un tubo llamado tobago en forma de "Y" insertando el extremo de cada horquilla en un orificio nasal. La cohoba era el rito que posibilitaba la comunicación sensorial entre los seres humanos y los espíritus o fuerzas
sobrenaturales a las que denominaban cemíes.
La ceremonia la llevaba a cabo el behique (experto en rituales) o el cacique, a petición del cemí, quien inhalaba en estado de ayuno el polvo obtenido después de secar las
semillas alucinógenas, a través de un pequeño objeto hecho de largos huesos de pájaro.
El behique entraba así en un estado de alucinación que le permitía comunicarse con el cemí, que se manifestaba mediante formas naturales (árboles, rocas, etc).
El cemí informaba al cacique de su nombre, alcurnia, rango y género, así como de su forma física y corporal. De este modo, la roca o el madero se labraba siguiendo las instrucciones que el behique recibía del cemí en estado de trance. Es así como los artesanos taínos creaban sus ídolos en madera.
La cohoba era realizada primero por el jefe de la tribu, siendo observado solemnemente por el resto de los asistentes y finalizado el acto, inmediatamente el resto imitaban al cacique, quedando todos en un estado de alucinación o embriaguez.
El jefe recitaba los mitos del origen de la tribu y recordaba que los hombres "no se pueden casar con animales o humanos y tenían que buscar cónyuge fuera del clan". De la lectura de las crónicas del padre Bartolomé de las Casas que relata detalladamente el ritual de la cohoba, se presta fácilmente a pensar que sería tabaco la sustancia utilizada, y así lo hicieron el doctor Monardes y otros muchos posteriormente. Sin embargo hay otros muchos autores como el monje Ramón Pané o explícitamente Gonzalo Fernández de Oviedo que niegan tal cosa, afirmando que la cohoba sería la hoja de un alucinógeno más potente, aventurándose a nominarlo como el llamado árbol "tamarindo de teta" o Piptadenia peregrina. (*4), (*22) .
Algunos testimonios y crónicas sobre "La Cohoba" .-
El arqueólogo García Goyco, dice en una conferencia titulada "Los fosfenos del ritual de la cohoba":
« Es en la década de los 1970, a propósito de estudios sobre el consumo de LSD, cuando se comienza a estudiar el uso de alucinógenos entre los indios llegándose a afirmar que para comprender a los taínos hay que saber cuales son los efectos de la cohoba. Los indios no veían esto como un alucinógeno, sino como una planta mágica para
ponerse en contacto con sus ancestros ».
Iñaki Estívaliz (San Juan, 28 mar - EFE) cita: « El consumo de alucinógenos entre los indios del Caribe, lejos de ser un problema de salud pública como el uso de drogas en las sociedades occidentales contemporáneas, era el método con el que los chamanes alertaban a su clan contra el incesto o la zoofilia ».
El padre Fray Bartolomé de las Casas (izquierda). Gonzalo Fernández de Oviedo (derecha)
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El Padre Bartolomé de las Casas, transcribió una de las mas bonitas crónicas sobre este primer contacto de los hombres de Colón capitaneados por Rodrigo de Xerez con el tabaco, las crónicas del viaje, y dice así:
« Hallaron estos dos cristianos por el camino mucha gente que atravesaban a sus pueblos mujeres y hombres siempre los hombres con un tizón en las manos y ciertas hierbas para tomar sus sahumerios, que son unas yerbas secas metidas en una cierta hoja seca también a manera de mosquete, hecho de papel de los que hacen los muchachos la Pascua del Espíritu Santo; y encendido por una parte de el, por la chupan o sorben o reciben con el resuello para adentro aquel humo: con el cual se adormecen las carnes y casi emborracha, y así dicen que no sienten el
cansancio ».
Gonzalo Fernández de Oviedo, importante historiador y cronista que mantuvo serias diferencias ideológicas con el padre Bartolomé de las Casas y que fue nombrado Cronista de Indias en 1532, oficio que le permitió acumular una gran información de primera mano, nos confirma en una de sus excelentes obras, que no era la planta solanácea a la que los naturales de América denominaban tabaco, sino que era el aparato o utensilio que éstos utilizaban para realizar sus aspiraciones y sahumerios, con igual nombre designados, y que no era otra cosa que un pequeño tubo de caña, único por un lado y de dos ramas por el opuesto, en el cual se introducían hojas secas de cohiba o petún, a cuyo humo atribuían los indios efectos y propiedades casi maravillosos. (*20). Reproduzco textualmente una parte de dicha crónica:
« De los tabacos o aumados que los indios acostumbran en esta ysla Española (...). Usaban los indios de esta isla, entre otros vicios, de uno muy malo, que es tomar unas ahumadas que ellos llaman tabaco para salir de sentido; y esto hacían con el humo de cierta yerba, que á lo que yo he podido entender es de calidad del beleño; pero no de aquella hechura ó forma á la vista; porque esta yerba es un tallo como cuatro ó cinco palmos poco más ó menos de alto, y con unas hojas anchas y gruesas y blandas y vellosas, y el verdor tira algo á la color de las hojas de la lengua de Buey, ó buglosa que llaman los erbolarios y médicos. Esta yerba que digo, en el género, es muy semejante al beleño, la cual toman de cierta manera. Los caciques y hombres principales tenían unos palillos huecos del tamaño de un geme ó menos de la groseza del dedo menor de la mano, y estos cañutos tenían dos cañones respondientes á uno como aquí está pintado y todo en una pieza. Y los dos ponían en las ventanas de las narices y el otro humo y yerba que ardía. Y estaban muy lisos y bien labrados, y quemaban las hojas de aquella yerba arrebujadas ó envueltas de la manera que los pajes cortesanos suelen echarse ahumadas, y ponían la otra parte del cañuto sencillo en la parte que ardía y tomaban el aliento y humo para sí, una, dos, tres,y más veces, cuanto lo podían porfiar, hasta que quedaban sin sentido grande espacio tendidos en tierra, beodos ó dormidos de un grave y muy pesado sueño. E los indios que no alcanzaban aquellos palitos, tomaban aquel humo con unos cálamos ó cañuelas de carrizos. E aquel tal instrumento con que toman el humo el humo, o á las cañuelas que es dicho, llaman los indios tabaco; y no á la yerba ó sueño que les toma (como pensaban algunos). Esta yerba tenían los indios por cesa muy apreciada y la criaban en sus huertos y labranzas para el efecto ques dicho, dándose á entender queste tomar de aquella yerba y sahumerio no tan sólo les era sana, sino muy santa cosa. Y así como cae el cacique ó principal en tierra, tómanle sus mujeres (que son muchas), y en su cama échan le si antes se lo ha mandado. Pero si no lo dijo y proveyó primero, no quiere sino qué lo dejen así hasta que se le pase el vino y aquel adormecimiento. Yo no puedo pensar qué placer se saca de tal efecto; sino es la gula de beber hasta dar de espaldas; pero sé que ya algunos cristianos lo usaban, en especial los que estaban tocados del mal de las bubas; porque dicen los tales que aquel tiempo que están así transportados no sienten los dolores de su enfermedad. Y no me parece ques eso otra cosa sino estar muerto en vida el que tal hace, lo cual tengo por peor que el dolor dé que se excusan, pues no sanan por eso. Al presente, muchos negros de los que están en esta ciudad y en la Isla toda, han tomado la misma costumbre y crían en las haciendas y heredades de sus dueños esta yerba para lo ques dicho. Y ellos toman las mismas ahumadas, porque dicen que cuando paran el trabajo y hacen estos tabacos, les quitan el cansancio. » (*21)
Armario de botica dedicado al tabaco en donde se aprecia una organización sistemática de las distintas preparaciones y el destino terapéutico recomendado (siglo XVII). |
LA RÁPIDA DIFUSIÓN DEL TABACO Y SUS USOS.
La planta del Tabaco, al igual que otros muchos productos descubiertos en el Nuevo Continente, se difundieron por todo el mundo con una gran celeridad. En concreto el tabaco siempre estuvo rodeado de una impronta mágico-religiosa y de distinción social, consecuencia directa del uso propio que los mismos indígenas hacían de ella en sus ceremonias y rituales.
Añadía a su atractivo natural, ciertos elementos, tales como el fuego, el humo, el aroma, y un cierto aletargamiento de los sentidos, que lo singularizaban de una manera especial entre las múltiples experiencias halladas al otro lado del Atlántico.
Pero, lo más importante, a todo ello se le sumó su vertiente curativa o terapéutica, que los caciques indios se encargaban de enseñar y propagar dentro de sus funciones de sacerdote, curandero y adivino. Como era de esperar, ese doble carácter mágico-curativo del tabaco, adornado con el componente exótico que adornaba en general a todo lo que se importaba del recién descubierto Nuevo Continente Americano calaba con fuerza en las ignorantes y supersticiosas sociedades europeas, saturadas de mitos, cuentos y leyendas.
En su obra sobre el tabaco, Monardes escribe a mediados del siglo XVI una corta frase que demuestra que la gran estimación que alcanzaba el tabaco en aquel momento era debida exclusivamente a su empleo ornamental y medicinal (*24):
« .... de pocos años a esta parte se ha traydo a España, más para adornar jardines y huertos [...] que por pensar que tuviesse las maravillosas virtudes medicinales que tiene. »
No cabe duda alguna de que inicialmente fue su vertiente terapéutica o curativa la que caló con más fuerza entre los médicos e intelectuales que tuvieron los primeros contactos con América y sus gentes, así como en las capas más altas de la sociedad como reyes, nobleza o clero. Aquellos médicos que por primera vez estudiaron de forma científica la planta del tabaco, profundamente imbuidos de su visión hipocrática, lo catalogaron como un remedio "simple", de cualidad "seca" y "caliente", que traducido a nuestro lenguaje quería decir que sus cualidades estaban ocultas o no aparentes, un remedio que cumplía desde el principio con las expectativas: exótico, avalado en origen por un uso realmente exitoso, aroma agradable e intenso, hermosa apariencia, sin olvidar su conocida fama de estimulante y coadyuvante en situaciones de esfuerzo, recogido ya por los primeros cronistas españoles, que lo equiparaban a otra hierba ya conocida por entonces como la coca.
Así, el padre Bartolomé de las Casas describe cómo los indios fabricaban los cigarros y los efectos de la fumada, aunque de su lectura podría deducirse que utilizarían hoja de tabaco para la envoltura o capa pero usarían para la tripa otra planta más alucinógena y potente, que podría ser la Piptadenia peregrina.
« En esta isla Española y en las comarcanas tenían otra manera de yema como propias lechugas, y estas secaban al sol y al fuego, y hacían de unas hojas de árboles secas un rollete como se hace un mosquete de papel y metían dentro una poca de aquella yema y encendían el mosquete por una parte, y por la otra sorbían o atraían el humo hacia dentro en el pecho, lo cual les causaba un adormecimiento en las carnes y en todo el cuerpo, de manera que ni sentían hambre ni cansancio, y estos mosquetes llamaban tabacos. » (*4)
En 1560 se produce un acontecimiento que contribuye a aumentar aún más la fama del tabaco como poderosa medicina, y es que el embajador de Francia en Portugal Juan Nicot manda traer plantas de tabaco para aplicar a Catalina de Médicis, enferma de úlceras, y que aplicadas convenientemente sana con gran rapidez. De Nicot se toma el nombre para denominar nicotina al famoso alcaloide contenido en el tabaco.
El tabaco, como tantos otros remedios medicinales "simples" de aquella época, tuvieron una evolución similar. En concreto el tabaco tuvo tres etapas diferenciadas:
El puro placer arrastra al hombre europeo, que consume tabaco simplemente por el bienestar y la sensación de agrado y acompañamiento que percibe. Así, poco a poco, el consumo de tabaco (el fumar) se va impregnando de un nuevo sentido social mucho más amplio e intenso, sin duda más popular, desenvuelto, y cada vez menos solemne, que habría de ser determinante para el futuro del nuevo hábito, consolidándose como moda y hábito prestigioso, que reforzaba los vínculos sociales.
muy pronto el tabaco SERÁ cuestionado o PROHIBIDO .
El rey Jacobo I de Inglaterra |
El mismo Padre de las Casas fue en 1520 la primera persona que condeno el tabaquismo en su Historia General de Indias: « Españoles conocí yo en esta isla española que los acostumbraron a tomar (refiriéndose a los sahumerios producidos por "tizones" o "mosquetes") que siendo reprendido por ello diciéndoseles que aquello era vicio, respondían que no era en su mano dejarlos de tomar. No se que sabor o provecho hallaban en ellos.»
No obstante el primer gran detractor oficial del Tabaco fue el rey Jacobo I de Inglaterra, que en 1604 incrementó el impuesto sobre este producto 40 veces y publicó su famosa "Diatriba contra el tabaco", donde decía: « Gran vanidad es, y aun menosprecio de los dones del Creador, corromper deliberadamente con un humo hediondo la frescura del aliento de sus criaturas».
Mas adelante señala el hábito de fumar como: « Una costumbre repugnante a la vista, odiosa para el olfato, dañina al cerebro, peligrosa para los
pulmones, y muy semejante por su humo negro y apestoso al humo estigio del Infierno ».
La Iglesia católica, como era lógico, también condenó el consumo del Tabaco, siendo el Papa Urbano VIII quien dictó una bula excomulgando a los que hicieran uso de él dentro de la Iglesia, pues los eclesiásticos solían aspirar el rapé mientras celebraban la misa.
En estados como Persia o Turquía el tabaco fue prohibido durante largos periodos del siglo XVII bajo graves penas de amputación y hasta de ejecución. En Europa los monarcas contrarios al tabaco no llegaron a tanto, limitándose normalmente a emitir normas o leyes limitadoras de su consumo, venta o importación. En España las autoridades se limitaron a intentar sacar el mayor beneficio de la planta, dado su carácter de principal productor en sus colonias de Cuba, México o Filipinas, calificándolo de ramo estancado, prohibiendo su siembra en la península, así como su venta y comercialización, acaparando todo el acopio de tabaco en manos de la Hacienda española y concentrando toda la manufactura y elaboración en las fábricas españolas, como la famosa fábrica de tabacos de Sevilla.
Los primeros estudios que pudiéramos calificar de científicos sobre los principios activos del tabaco fueron realizados en 1648 por el médico y filósofo francés Juan Chrisostôme Magnen y posteriormente en 1671 por el médico italiano Francesco Redi. Ambos analizaron químicamente el tabaco, hallando, en proporciones muy pequeñas, una sustancia muy fuerte, venenosa y de olor vomitivo, que llamaron magneno en honor a su primer descubridor. Pero hay que esperar hasta 1828 para que se logre aislar el principal agente del tabaco, la nicotina. Fue el equipo del químico alemán Carl Louis Reimann con el fisiólogo W. Posselt quienes logran aislar el poderoso alcaloide y estudian sus efectos en animales (piel, mucosas, estómago y sangre), publicando los resultados obtenidos. Este equipo de científicos fue el primero en documentar los efectos de la nicotina en el ser humano. Estas conclusiones fueron confirmadas y ampliadas a todo lo largo del siglo XIX.
LOS DISTINTOS USOS DEL TABACO POR PLACER. (*4), (*12), (*15), (*16), (*20)
Mujer fumando un cigarro puro en un
mercado de Myanmar (Birmania) 2009. Primitivas marquillas cigarreras envolviendo mazos de cigarrillos. Samuel Hazard. Cuba con pluma y lápiz. Boceto. (1871) Aspirando rapé. Pipa de esquisto negro del siglo XIX. Museo Nacional Etnológico, Berlín. Antigua lata de tabaco para mascar. |
EL CIGARRO PURO.
Las primeras descripciones del acto de fumar tabaco que los hombres de Cristóbal Colón contaron en sus crónicas en su primera expedición a tierras americanas corresponden a una suerte de cigarro que, como veremos, debía ser una especie de híbrido entre cigarro y cigarrillo. Una crónica escrita por del Padre de Las Casas así lo describe:
« unas hierbas secas metidas en una cierta hoja seca también, a manera de mosquete santo, y encendido por una parte dél, por la otra chupan o sorben y reciben con el resuello para adentro aquel humo ».
Como sabemos, una de las características distintivas de los cigarros puros es su envoltura o capa, hecha de hoja de tabaco fina, suave y flexible. Pero, como nos dicen las crónicas del descubrimiento, la hoja de estos primitivos cigarros no sería de tabaco sino de espata de maíz, que no es otra cosa que la fina hoja que envuelve la mazorca de esta planta. Otro detalle que confirmaría esta teoría es que hasta bien entrado el siglo XVIII se fumaba tabaco enrollado con este material, como paso previo al cigarrillo de papel.
La única referencia americana a algo parecido a un cigarro puro (conocido en Cuba como tabaco) se remonta a una crónica de Fernández de Oviedo que narra una fiesta en honor a los españoles que celebró en 1529 el cacique Nambí de Nicoya (territorio histórico entre Nicaragua y Costa Rica) en la que se describe:
« un tabaco del tamaño de un xeme, e delgados como un dedo, de una cierta hoja arrollada e atada con dos o tres hilos de cabuya delgados ... E cada uno de los indios que he dicho tenía una de estas hojas rebollada, a la cual ellos llaman yapoquete, y en lengua desta isla de Española se dice tabaco».
Desde entonces, tendrían que pasar muchos años antes de que se consiguiera elaborar un cigarro parecido al que hoy conocemos, seguramente debido a la complejidad de su elaboración.
Ya a finales del siglo XVII se percibía un perfeccionamiento en el liado de los cigarros, que en América se consumían profusamente, y que en España comenzaban a venderse ya fabricados. Por ejemplo, se sabe de un documento procedente de la fábrica de Sevilla fechado en 1676 donde se cita un almacenaje de cigarros en cajones (no de su fabricación), que muy probablemente procedieran de Cuba.
La técnica de elaboración del cigarro va mejorando rápidamente, y así en el primer tercio del siglo XVIII la fábrica de Sevilla y la de Cádiz sacan al mercado los primeros puros, que son de tres tipos: uno pequeño llamado a la moda de Cádiz, otro mediano que llamaron papante y uno grande o largo. También en estos años aparecen a la venta en los estancos los cigarros habanos procedentes de Cuba.
Aunque en España el primer uso del tabaco por placer fue en forma de tabaco fumado o tabaco de humo desde el mismo momento de su descubrimiento, su consumo no se generalizó hasta principios del siglo XIX, coincidiendo con el declive del tabaco en polvo. Todo apunta a que esta forma de fumar se reservaba para el ámbito privado.
El consumo de cigarros puros va aumentando de forma continuada hasta su definitivo despegue a partir del primer tercio del siglo XIX, cuando Fernando VII se ve obligado a dictar las primeras medidas liberalizadoras en Cuba a partir de 1817, mediante las que se abolía el Estanco del Tabaco en la isla, autorizando su cultivo y comercio.
Al principio, los cigarros se exportaban en grandes cajas de madera de pino, que llegaban a contener hasta 5.000 cigarros, identificándose únicamente mediante una impresión al fuego llamada hierro realizada en la parte exterior de dichos cajones, donde podía leerse el nombre del fabricante y algunas veces su dirección o procedencia. Poco a poco se va mejorando el proceso de empaquetado, envolviendose un número determinado de cigarros en el denominado papel de envoltura, donde también figuraban los mismos datos que en el hierro. Pero el fraude, las imitaciones y la enorme competencia entre fabricantes les condujo a reducir progresivamente el número de cigarros en las cajas e identificarlos adecuadamente envueltos en mazos de 25, 50 y 100 unidades sujetos con una cinta.
La lucha por proteger los cigarros puros de fraudes y falsificaciones no había hecho más que comenzar. Los fabricantes se ponen manos a la obra para intentar frenar ese continuo fraude y desprestigio con dos medidas:
Así nacieron los primeros envases de lujo que fabricantes como Ramón Allones y su marca La Eminencia o la familia Susini con su marca La Honradez comenzaron a utilizar entre los años 1845 y 1850 y que tanto llamaron la atención en las mesas de los príncipes, reyes y emperadores europeos. Todo ello contribuyó a que fumar estos lujosos cigarros exclusivos se pusiera de moda y se difundiera entre las capas altas de la sociedad del momento. Estas lujosas presentaciones fueron rápidamente imitadas por el resto de fabricantes cubanos y se extendieron por el resto de países.
EL CIGARRILLO
En líneas anteriores hemos visto cómo los primitivos cigarros eran un preparado de hoja de tabaco híbrido entre cigarro y cigarrillo. Con el paso del tiempo, el uso del papel como alternativa a la espata de maíz como envoltura del tabaco picado marcará la diferenciación de ambos productos.
Durante todo el siglo XVII el cigarrillo va mejorando poco a poco, pero sería en el siglo XVIII cuando despega con fuerza, así encontramos multitud de referencias tanto en documentos como en grabados y óleos de la época, lo que demuestra la popularidad lograda en la todos los niveles de la sociedad. Así, aparecen los primeros cigarrillos de papel (tabaco blanco) que reemplazarían a los de maiz llamados en España tusas o cigarrillos de Guatemala.
En todo ese tiempo ya se estaban vendiendo cigarros elaborados en pequeños talleres cigarreros artesanales (chinchales) que ofrecían sus labores allí mismo o en tabernas y bodegas, y dado que la afición de fumar tabaco blanco aumentaba día a día, y el estado no era capaz de impedir dicha venta fraudulenta sin pagar impuestos, finalmente no tuvo más remedio que dar cauce legal a la nueva moda tabaquera, aunque ya se había hecho de forma temporal en el gobierno de José Bonaparte. Así, después de finalizada la Guerra de la Independencia, en 1812, aparecerían en los estancos y tercenas las primeras picaduras para liar y los primeros cigarrillos de papel liado, que se vendían a dos maravedises, sueltos, y en cajetillas de 12 unidades.
Se cree que en Cuba, a partir de 1840, comenzaron a venderse cigarrillos en pequeños mazos o paquetes de forma cilíndrica envueltos en papel con una sencilla impresión litográfica a uno o dos colores máximo (negro, sepia o anaranjado) que incorporaban en la zona central de la etiqueta unos sucintos datos sobre el producto y el fabricante (nombre y domicilio), y en algunos casos el taller litográfico donde se imprimió. Habían aparecido las primeras marquillas cigarreras.
EL TABACO EN POLVO O RAPÉ.
Las primeras descripciones de la práctica de inhalar polvos procedentes de plantas más o menos alucinógenas se han extraido de las distintas crónicas de 2º viaje de Colón al Nuevo Continente (1493-1496), en concreto Fray Ramón Pané nos dice lo que observó cuando un enfermo requería ser atendido por un médico o brujo que ellos en su lengua llamaban buhuitihu:
« .... el médico es obligado a guardar dieta, lo mismo que el doliente, y a poner cara de enfermo, lo cual se hace así para lo que ahora sabréis. Es preciso que el médico se purgue también como el enfermo, y para purgarse toma cierto polvo llamado cohoba, aspirándolo por la nariz, el cual les embriaga de tal modo que luego no saben lo que se hacen, y así dicen muchas cosas fuera de juicio, afirmando que hablan con los cemíes, y que éstos les han dicho de dónde provino la enfermedad. »
El rapé una vez asimilado en Europa se fabricaba con tabaco seco que era rallado o raspado (de ahí el nombre de rapé) en molinos especiales por unos molinetes o raspadores; finalmente se aromatizaba (a veces). El tabaco en polvo fue la forma de uso del tabaco como placer más ampliamente difundida en Europa y América, como así lo atestiguan las numerosas descripciones y citas literarias de la época. De su importancia dan fe las detalladas descripciones de los molinos de tabaco de la fábrica de Sevilla, donde se concentraba la elaboración de tabaco en polvo tanto para el consumo en todo el Imperio Español y como el destinado a la exportación; el rapé salido de dicha fábrica de tabacos era conocido como polvo sevillano, que competía ventajósamente con el rapé francés más oscuro y grueso.
A lo largo del siglo XVII, el consumo de rapé se propagó a todas las clase sociales entre hombres y mujeres de toda condición, al menos en España pues aquí resultaba bastante asequible (en sus comienzos), mientras que en otros países resultaría mas caro y mas elitista su consumo, llegando al extremo de raspar su propio rapé, como hacían los franceses más sofisticados.
En el siglo XVIII el tabaco en polvo español, por su indudable calidad, había calado profundamente en la alta sociedad y en la emergente burguesía, lo que resultaba un negocio redondo para todos, tanto para la Hacienda Borbónica como para los contrabandistas y especuladores, produciéndose una enconada batalla entre ambos bandos. No obstante, en el mercado se vendían otros tipos de tabaco en polvo de peor calidad, como el llamado tabaco de palillos, de barro, el vinagrillo, el cucarachero, etc....
Sería a finales de dicho siglo XVIII cuando la moda del rapé cayó en desuso rápidamente, consumiendose solo por personas de cierta edad y en el mundo rural.
LA PIPA.
Quizás ésta sea la forma más antigua de inhalar humo que tengamos constancia, pues sus orígenes se pierden en lo más remoto de historia del ser humano. Los últimos hallazgos arqueológicos han encontrado multitud de vestigios de su existencia en bastantes lugares de nuestro planeta. Se trata de rudimentarios utensilios que podían identificarse a pipas, sin que podamos saber cómo las usaban.
El prestigioso antropólogo Johanes Wilbert considera que la antigüedad de la pipa sobrepasa con certeza los 3.000 años, y atribuye a la cultura olmeca (1200-900 A.C) algunas pipas halladas en México. Investigaciones arqueológicas en la zona de Marana (Arizona) han recuperado pipas de piedra cuya antigüedad han finado en 4.200 años, que aún contienen residuos de tabaco.
En la 2ª expedición de Colón a América, Fray Román Pane aprende a fumar en pipa de los indios de la isla La Española, regresando a España con pipas indígenas y semillas de tabaco.
También los ingleses, cuando llegaron al norte del nuevo continente, vieron fumar a los indígenas en largas pipas de caña con la cazoleta de piedra porosa rojiza que llevaron a Inglaterra, pero sería Ralph Lane, apodado Raphelengi, seguramente gobernador de Virginia, quien obsequió a Walter Raleigh una pipa especialmente fabricada por los indígenas, siendo esta la que llegó a Inglaterra el 27 de julio de 1586 en su viaje desde América, y que sería acogida en la Corte inglesa con gran entusiasmo.
A partir de ese momento el hábito de fumar tabaco en pipa se extendió por toda Europa adaptándose a la idiosincrasia de cada país, así por ejemplo en los Países Bajos (Holanda) lo fumaban en una especie de pipa de arcilla que llamaban “pipa de Delft".
EL TABACO DE MASCAR.
El mascado es uno de los métodos más antiguos de consumir tabaco. Los indígenas de Norteamérica y Sudamérica mascaban hojas mezcladas con un poco de cal. Aunque en toda Europa el tabaco de mascar siempre se ha consumido, su implantación fue, sin duda, menor que el resto (cigarrillos, cigarros, pipa y polvo).
Sin embargo en Norteamérica (EE.UU. y Canadá) siguió pautas muy distintas, pues hasta bien entrado el siglo XIX, cerca del 90 % de las fábricas de tabaco se dedicaban a la fabricación de tabaco de mascar en forma de hoja suelta o de pastillas (en inglés", plug"), compactando las hojas con un aglutinante natural. La razón que se ha esgrimido para justificar la persistencia de mascar tabaco en los EE.UU. es que era una sociedad eminentemente rural, basada en aquellos momentos en la agricultura y sobre todo la ganadería, por lo que resultaba muy complicado, incluso peligroso, el sostener el cigarro mientras se trabajaba en los campos o en los establos por el riesgo de incendio que ello comportaba.
En cualquier caso, el consumo de tabaco de mascar decayó en todos los países rápidamente a partir de la irrupción del cigarrillo, a comienzos del siglo XX.
BREVE HISTORIA DEL TABACO Y DEL "FUMAR".
a.d.c - Se tienen noticias del fumar (no sabemos si tabaco) desde tiempos remotos, por ejemplo, según el historiador griego Herodoto, los babilonios, los escitas y los tracios también "fumaban" cáñamo indio.
1531- Primeros cultivos en Santo Domingo (pasaron 50 años antes de que se hiciera la primera plantación en Cuba).
1550 - LLegan las primeras semillas de tabaco a España y Portugal. La planta comienza a cultivarse en los jardines de los palacios europeos y es cuidada y estudiada por los médicos de la Corte constituyendo este vínculo con la realeza la principal razón para el rápido aumento de su fama y su reputación. Así, los nobles y cortesanos se apresuraban a imitar a sus monarcas peleándose por plantarlo en sus propias mansiones, pues si los Reyes lo hacían ellos también tenían que hacerlo.
1560 - Juan Nicot, embajador de Francia en Portugal reinando Carlos IX, conoció a Damián de Goez, que llevaba la planta a la Corte de Catalina de Médicis. Parece ser que Nicot curó a un paje de la reina afligido de varias úlceras aplicando hojas de tabaco sobre ellas y curando milagrosamente. Es esta Corte la primera en usar el tabaco en polvo (también se fumaba en pipas o zorullos), usándose para fines medicinales (curación de las heridas y úlceras). Así, la planta toma sus nombres, pasándose a llamar durante un tiempo: nicotina, mediccee o hierva Medicis y catherinae. También de Juan Nicot se toma el nombre para denominar nicotina al alcaloide contenido en el tabaco.
1559 - Hernández de Boncalo, médico de cámara de Felipe II, es enviado a México por orden del mismo monarca a estudiar las plantas de aquellos parajes y en especial las que tuvieran algún carácter curativo, entre ellas estudia El Tabaco.
1565 - La planta recibe un gran impulso gracias al médico sevillano Nicolás de Monardes, que en su obra Historia medicinal de las cosas que se traen de Nueva España describía y elogiaba las portentosas propiedades curativas del tabaco, convirtiéndolo casi en una panacea para casi todo: males del cerebro humano, del pecho, podredumbre en la boca, malestar de los órganos internos, mal aliento, piedra en el riñón, lombrices, dolor de muelas, mordeduras, heridas, etc...
1573 - Los portugueses llevan semillas de tabaco al Japón, pasando posteriormente a China y Filipinas.
1580 - Llega a Inglaterra de la mano del navegante Sir Francis Drake al regreso de su último viaje a Inglaterra, en 1580, donde fue recibido triunfalmente y aclamado como el primer inglés que había circunnavegado el mundo después del español Sebastian Elcano. El explorador inglés Walter Raleigh inició en la corte isabelina la costumbre de fumar el tabaco en pipa.
1604 - Jaime I de Inglaterra eleva los impuestos sobre el tabaco un 4.000 % aunque poco después se arrepiente, dado el perjuicio económico que provoca.
1606 - La imposición de la Corona de España, de que el tabaco, al igual que otros productos, solo podía exportarse a través de determinados puertos (Santo Domingo entre ellos), provoca la aparición de un creciente contrabando con ingleses, franceses y holandeses que ofrecían mejores condiciones en la secada. Consecuencia de ello, Felipe III mediante una cédula de 26 de Agosto ordena un decreto bajo el cual ordena la prohibición de la siembra por 10 años (1606-1616) en varios sitios, entre ellos Cuba, Santo Domingo, Venezuela y Puerto Rico. Parece ser que la medida pretendía que los nativos se dedicasen a trabajar en las minas de oro y otros tipo de cultivo que se consideraban más rentables para la corona.
1610 - En Inglaterra, Sir Francis Bacon informa de que el uso del tabaco va en claro aumento y ya avisa de su uso crea hábito, dice: Es una costumbre que luego resulta difícil el dejar de fumar. La cotización de la hoja de tabaco crece continuamente, por lo que se fomentan las plantaciones; así John Rolfe, casado con la famosa reina india Pocahontas, lleva semillas de tabaco antillano a Virginia; en 1631 se plantaría en Meriland. Inglaterra pretendía con ello romper el monopolio de tabaco de España.
1614 - Felipe III a la vista de los escasos éxitos, deroga el decreto de 1606 y autoriza la siembra libre, disponiendo que todo el tabaco producido en el Nuevo Mundo sea transportado a Sevilla, donde se centralizará su elaboración y comercialización. También impone pena capital para los contrabandistas y graba la introducción del tabaco con los primeros impuestos. En la Habana se establecen molinos para la producción de tabaco en polvo, dado la generalización del consumo de "rape" en toda Europa.
1620 - En ese año se tiene noticias de la primera fábrica de tabacos española, como iniciativa privada, la llamada Fábrica de San Pedro. Como resultado de distintas reformas y ampliaciones, en 1757 se inauguraría oficialmente un nuevo edificio donde se ubicará la Real Fábri a de Tabacos de Sevilla (hoy sede de las oficinas de la Universidad) que se convertiría en la mayor construcción industrial del momento. Por orden cronológico, a Sevilla le seguirían otras fábricas como Cádiz (1741), Alicante (1801), La Coruña (1808), Madrid (1809), Gijon (1823), Valencia (1828), Santander (1838), Bilbao (1878), Logroño (1890), San Sebastián (1913), Málaga (1927), etc... Las considerables ganancias que produjo la fábrica sevillana desde sus inicios llevaron a las autoridades a la conveniencia de "estancar" allí la producción. Haga clic en el siguiente vínculo si desea más información sobre las Fabricas de Tabaco Españolas.
1636 - A últimos de septiembre de 1633, el rey Felipe IV aceptaba la propuesta de Arrendamiento del Estanco del Tabaco mediante concesiones periódicas a particulares; pero se deberá esperar hasta la promulgación de la Real Cédula de 28 de Diciembre de 1636, donde se establecían las normas para la puesta en práctica del Estanco y la decisión definitiva de traspasar un primer arriendo por cesión de Francisco Rodríguez Cardoso a Antonio de Soria. Se establecía el Estanco del Tabaco únicamente para los territorios del Reino de Castilla, recalcandose que el estanco era de aplicación exclusiva al “tabaco que se consumiesse en estos Reynos, y que se hiziesse por mayor, o por menor, como se pudiesse”. Las rentas del citado Monopolio se destinarían a obras públicas y objetivos sociales y culturales. La fábrica de Sevilla quedaba como único centro productor de las diferentes labores: manufactura de cigarros y polvo para aspirar. Esta forma de administración de concesiones de arrendamiento privado sucesivas llegaría hasta 1701 con un breve periodo de monopolio directo de la Hacienda Real entre 1684 y 1687,en el que la fábrica de tabacos de Sevilla pasa a depender directamente de Hacienda. Sería el antecedente más temprano de la instauración del Monopolio del Tabaco. (*8) y (*25)
1638 - Ya en esa fecha había extendido el cultivo de tabaco hasta provocar una crisis de precios acaecida en la medida en que las nuevas colonias, tanto las del Caribe como las del continente norteamericano (sobre todo Virginia), comenzaron a producir tabaco de forma abundante, lo que produjo una crisis de sobreproducción y una bajada de los precios si exceptuamos la producción cubana, que, por ser de una calidad muy superior al de Virginia, no fue afectada en la práctica y siguió creciendo sin bajar su precio.
1660 - Carlos II de Inglaterra introduce en su país la práctica de aspirar o esnifar tabaco en polvo (rapé), que se extiende como moda entre la aristocracia.
1701 - Una vez llegados los Borbones al trono español en la figura de Felipe V, pusieron en práctica su ya conocido centralismo, mediante la Real Cédula del 9 de abril de 1701 que ordenaba el cese de los arriendos privados, devolviendo la Administración del Estanco a la Real Hacienda, reiniciando un proceso que, en esta ocasión, no tendría retorno. Realmente no fue hasta la promulgación del Real Decreto de 20 de diciembre de 1730 cuando se cumpliría formalmente el traspaso de competencias dictado en la anterior Real Cédula de 1701. No obstante, entre 1701 y 1730 se dictaron órdenes conducentes a mejorar y reforzar el negocio tabacalero, como disposiciones antifraude, penas al contrabando, y medidas para garantizar las compras en La Habana. El papel de la Fábrica de Sevilla quedó reforzado como pieza fundamental de la Renta. De cómo estas medidas proporcionaron grandes beneficios a la Corona basten algunas cifras: en 1702 la Renta del Tabaco aportaba ya el 14,3% de los ingresos netos recaudados por la Corona de Castilla, y en 1713 el 24,9%, más que cualquier otro ramo individual. Un año más tarde en 1714 su aportación superaba la tercera parte del total de ingresos por concepto de rentas.
1717 - Continuando con esta política, el 11 de abril de 1717 se promulga otra Real Cédula, mediante la cual se disponía que todo el tabaco producido en Cuba fuera comprado por cuenta de la Real Hacienda para el abastecimiento de la fábrica de Sevilla. Desde ese momento, la Monarquía Española ejerció control efectivo sobre todos los negocios asociados al mundo del tabaco, obligando a los cosecheros a vender toda su producción a los funcionarios estatales, creándose a tal efecto la Real Factoría de Tabacos de la Habana. En dicho documento se citan las dos preocupaciones fundamentales del Estado español con respecto al tabaco, que no eran otras que el abastecimiento de la península y la competencia del comercio extranjero.
Durante el siglo anterior la Renta del Tabaco había crecido de forma considerable en la metrópoli, debido al aumento del consumo y a las mejoras introducidas en la administración. Pero antes de la década de 1720 esa situación comenzó a tocar techo. Frente al aumento de la demanda, la respuesta de la oferta no fue lo suficientemente elástica, el contrabando, a su vez, era grande, tanto en la península como en Cuba, principal fuente de los suministros. Todo ello ocasionaba una escasez continua de hojas en las "fábricas reales", afectando el abastecimiento peninsular. Esta política obligaba a los vegueros de la isla a quemar la cosecha de tabacos que la factoría no compraba, lo cual motivó las revueltas de los años 1717, 1720, 1723 y fundamentalmente la de 1792. En esta última aparecen involucrados algunos tabaqueros españoles (catalanes) que posteriormente, ya en el siglo XIX, constituirán grandes familias, clanes y grupos, creando importantes emporios de riqueza.
1730 .- La entrada en vigor del Real Decreto de 20 de diciembre de 1730 constituye el inicio formal de la nueva Administración Directa del Estanco Borbónico. Se van dictando y aplicando paulatinamente nuevas instrucciones para mejorar la operatividad y la coordinación entre los distintos agentes de la Administración de la Renta del Tabaco.
Para lograr su buen funcionamiento fue necesario establecer un sistema minucioso de control de los consumos y de las recaudaciones en cada unidad productiva, requeriéndoles mensualmente información de ventas y recaudaciones en los distintos puntos de comercialización bajo su responsabilidad. Esta información les iba a ser de gran utilidad para analizar la evolución de la demanda de tabacos fabricados o importados, controlar la recaudación y limitar el fraude, que no siempre se consiguió.
El proceso de reforma de la Hacienda va cristalizando en el contexto general de reformas borbónicas y concluye en 1749 . El tabaco queda administrado de forma independiente por la Dirección General de Rentas Estancadas junto con el resto de monopolios fiscales como pólvora, naipes, sal, etc..., algunos de ellos todavía subarrendados total o parcialmente.
1740 - En 1731 se establece la Universal Administración de la Renta del Tabaco en la metrópoli, y en 1740, las Instrucciones y reglas universales para el mejor gobierno de la Renta del Tabaco confirmaron esa situación. Esta centralización comercial ha pasado a la historia con el nombre de Estanco del Tabaco, quedando aún en nuestros días la denominación de estanco para aquellos establecimientos dedicados a su venta minorista. Fue el comienzo de un complejo sistema de Monopolios, que comienza por éste de 1740 llamado Estanco Peninsular y que se extendió por todo el Imperio (1760 Estanco de Cuba, 1752 en Lima, 1753 en Chile, etc...). Pocos meses después, el 18 de diciembre 1740, por Real Cédula, se constituye la Real Compañía de Comercio de La Habana a la que se le otorga el monopolio del comercio de tabaco y otras materias primas. La Real Compañía solo sirvió para que unos pocos privilegiados hicieran grandes negocios.
1760 - Un año después de la llegada al trono español de Carlos III, se establece el Estanco de Cuba y la denominada Segunda Factoría del Tabaco de La Habana, cuya principal misión era comprar la totalidad del tabaco cosechado en la Isla y almacenarlo en La Habana para controlar la producción y comercialización del tabaco en toda la isla, que se realizaba a través de delegaciones de la Real Factoría en las principales ciudades productoras.
Con estas se pretendía combatir el contrabando y garantizar que las fábricas sevillanas estuvieran siempre bien abastecidas.
1762 - Los ingleses ocupan parcialmente la isla de Cuba, en concreto la ciudad de Habana, durante un año. El Estanco Cubano es suspendido durante ese periodo.
1764.- En México, la administración borbónica de Carlos III, como parte de su plan reformista de modernizar las estructuras económicas del imperio, decide establecer el Monopolio del Tabaco en México, creando el Estanco del Tabaco e instaurando la Real Renta del Tabaco para su explotación y control. Pilotado por José de Gálvez, artífice de las reformas borbónicas, el estanco empezó prohibiendo la siembra de la planta en todo el territorio de la Nueva España, permitiéndola solamente en las zonas de Orizaba, Córdoba y Jalapa, siempre bajo estricta supervisión.
Se clausuraron los talleres de producción artesanal y se prohibió la venta de puros y cigarros en las tiendas y se construyeron grandes fábricas de manufactura, se abrieron estanquillos y fielatos para la comercialización. Pronto la empresa tabacalera mexicana representaría para la corona española un gran negocio comercial y manufacturero.
1778 - El monarca español Carlos III, a la vista de la decadente economía del tabaco y de la caña de azúcar, decreta la liberalización del cultivo y comercio del tabaco en toda Cuba. No obstante, las guerras con Inglaterra y Francia entorpecieron mucho la navegación entre España y sus colonias, truncando en gran medida las favorables expectativas de esta decisión. Estas medidas estimularon la producción de tabaco y dieron esperanzas y expectativas a tabaqueros y pequeños productores. A partir de entonces, la Isla contó con una continua fuente de dinero que, además de sostener las operaciones de la Factoría y garantizar la compra de la totalidad de sus cosechas, estimuló decisivamente la economía cubana.
1781 - Por Real Orden de 25 de noviembre de 1775, y según proyecto remitido por los administradores de la renta del tabaco, se aprueba la construcción del primer edificio de Cuba destinado al tabaco, la Real Factoría del Tabaco de la Habana, finalizado en 1797. Estaba ubicado muy cerca del cuartel de San Ambrosio (luego hospital), a orillas de la bahía, junto al Real Astillero, para facilitar el embarco del tabaco con destino a Sevilla, sede de la Administración Central del Monopolio. Su finalidad era la clasificación, almacenaje y procesamiento de la hoja del tabaco antes de ser transportada.
Fue una obra monumental, el mayor edificio de La Habana de la época, diseñado por el ingeniero militar Silvestre Abarca, constructor de la fortaleza de La Cabaña, al sur de la bahía habanera. Era un edificio puramente funcional de dos pisos. El piso superior estaba destinado a residencia de los administradores de la Real Factoría y otras pequeñas dependencias para los talleres de torcido de tabaco. En la planta baja estaban las salas de recepción, clasificación y almacenamiento del tabaco, que era secado en el patio y en las azoteas. En una de las alas se instalaron los molinos de piedra que, movidos por caballos, elaboraban el polvo de tabaco cubano, producto de moda en aquellos años, muy demandado y apreciado por su gran calidad. (*27), (*28), (*29)
1811 - Forzado por las continuas revueltas de los campesinos del tabaco o vegueros y las imparables corrientes liberalizadoras del comercio internacional, a partir de 1811 el estado español inicia una serie de disposiciones para intentar cambiar el sistema. El 13 de Septiembre de 1813 el primer gobierno liberal de Fernando VII decreta medidas para el desestanco, sin la experiencia necesaria e indispensable, mediante las cuales se sustituía el Estanco por un impuesto sobre la introducción de los tabacos, pero ante el temor de que los menguados ingresos de la renta sufriesen todavía nuevos quebrantos, no llegó a implantarse y el decreto fue anulado el 24 de julio de 1814. (*22)
1817 .- Todas estas disposiciones culminarían finalmente con la tan ansiada derogación del Estanco del Tabaco en las colonias, mediante el Real Decreto de 23 de junio de 1817. El día 24 de ese mismo mes queda inhabilitada oficialmente la Factoría de Tabacos de la Habana. Cuba y otras colonias, excepción hecha de Filipinas, se libraban del tan criticado Monopolio, y podrían vender sus productos no solo en España sino a cualquier país extranjero. Se iniciaba así el imparable despegue del tabaco cubano.
Pocos años después, en 1820 se comienza a notar la abolición del estanco; comienzan a proliferar rudimentarios talleres (chinchales) que elaboraban cigarros y cigarrillos; con el transcurrir del tiempo, algunos de ellos se convertirían en importantes empresas tabaqueras.
1820 .- En la península las cosas irían más despacio. El 9 de noviembre de 1820, las Cortes Españolas del reinado de Fernando VII acuerdan un nuevo desestanco de tabaco en la península, aunque por poco tiempo, pues coincidiendo con el fin del periodo liberal, se promulga el decreto de 16 de febrero de 1824, que restablecía una vez más el estanco absoluto, fijandose las precisas reglas para su gobierno.
Pero medidas como ésta no contribuían a mejorar la situación; era como intentar "poner puertas al campo". Los aires liberales de la Revolución Francesa se habían difundido como la pólvora en toda Europa, Norteamérica, y con algo más de retraso en la vieja metrópoli española y sus colonias.
1833 - 1845 - Las imparables corrientes liberalizadoras del comercio unido a la siempre reconocida calidad del tabaco cubano, hace que se
produzca un incremento espectacular de la exportación de cigarros elaborados en la Isla. Al principio se envasan a granel, en grandes cantidades en cajones de madera con 5.000 o 10.000 cigarros; pero aumentan los fraudes y las falsificaciones, por lo que se opta por empaquetarlos en menores cantidades (50 o 100 unidades), en pequeños mazos o en cajas de madera de cedro.
Dado que la industria litográfica había alcanzado por entonces una gran calidad y perfección, se opta por incorporar en el interior de dichos envases bellas etiquetas o estampas
litografiadas, al objeto de aportar mayor garantía y seguridad, además de mejorar su presentación. Entre 1836 y 1840 aparecerían las primeras marquillas cigarreras envolviendo las cajas o mazos de cigarrillos; entre 1845 y 1850 las etiquetas de las cajas de cigarros puros, llamadas juego de habilitaciones y con posterioridad a 1870 aparecen las primeras vitolas o anillas.
1868 - La primera guerra de independencia cubana contra el estado español, también llamada Guerra de los 10 años, propicia la emigración a los Estados Unidos de un numeroso grupo de trabajadores y pequeños empresarios tabaqueros, el destino fue en gran medida a las incipientes tierras tabaqueras de Cayo Hueso (Florida), conocido como Key West. Las fábricas por ellos creadas elaboraban sus cigarros con materiales de enorme calidad importados de Cuba; así fue como, en muy poco tiempo, Cayo Hueso extendió su actividad alcanzando en 1890 los 18.000 habitantes (12.000 de ellos dedicados al tabaco). Pero también buscaron y encontraron en la cercana nación mexicana otros lugares seguros para establecerse e igualmente propicios para el cultivo de tabaco. A título de ejemplo, basta con citar algunos míticos personajes de la industria tabaquera, muchos de ellos españoles, como Manuel P. García o Ramón Balsa en México o bien Vicente Martinez Ybor y Eduardo Hidalgo Gato en Florida (EEUU) entre otros.
1881 - El isleño Fernando León y Castillo, recien nombrado por Sagasta Ministro de Ultramar tenía una mayor sensibilidad para las abandonadas colonias españolas y al poco tiempo de jurar su cargo, el 25 de Junio de 1881, promulgaba un decreto que en su artículo primero decía:
« A partir del 1.° de Julio de 1882, será completamente libre la siembra y el cultivo del tabaco en todo el territorio del Gobierno general de Filipinas, siendo libres también su manufactura, venta y consumo interior desde el 1.° de Enero del año siguiente».
La tan esperada decisión del desestanco del tabaco filipino, hasta esa fecha competencia exclusiva de la Real Hacienda, había llegado por fin. Como había sucedido en Cuba muchos años antes en 1817, la industria del tabaco filipino se vería enormemente beneficiada en sus distintas vertientes (producción, elaboración y comercialización). Consecuencia inmediata de este cambio sería la creación de la Compañía General de Tabacos de Filipinas el 21 de noviembre de ese mismo año 1881 por Antonio López.
También decretó que Cuba dejara de ser colonia para convertirse en provincia española de hecho y de derecho, con lo que logró mejorar ostensiblemente su situación, aunque no se hizo lo mismo con Filipinas.
1887 - El Monopolio del Tabaco en España perdura hasta 1887, con continuos intentos de liberalización, fracasados todos ellos por la imposibilidad de encontrar una figura tributaria capaz de reemplazar el volumen de ingresos recaudados por el Monopolio, que entonces era entre el 12 y el 18% de los ingresos del Estado. Uno de ellos fue el Real Decreto de 20 de febrero de 1844 por el que se establecían las bases para el arrendamiento de la renta de tabacos a una empresa privada, la Compañía de Tabacos S.A., que fue adjudicada ese mismo año al Marqués de Salamanca, aunque duró escasos meses al considerarse no rentable y corrupto.
El 2 de agosto de 1886 el gobierno liberal español nombra a Joaquín López Puigcerver ministro de Hacienda, y retoma la vieja idea de una "gestión ordenada del tabaco" en la península, Baleares y Norte de África, siguiendo el modelo italiano y dejando a un lado la otra opción "a la inglesa", de liberalización completa del mercado, y así presenta la ley de 27.4.1887 por la que se autoriza al gobierno a arrendar el antiguo Monopolio de Tabacos Español, adjudicandolo al Banco de España, que a su vez forma la sociedad Compañía Arrendataria de Tabacos C.A.T. con la finalidad de privatizar la fabricación y venta de tabacos, mejorando la gestión y los costes de producción. La C.A.T. subsistió hasta el año 1944.
1881-1890 - El americano James Bonsack inventa una máquina para fabricar cigarrillos de forma automatizada.En 1885 Washington Duke llega a un acuerdo con la Compañía de Bonsack, que ya había perfeccionado su nueva máquina, para arrendar su invento y usarlo en sus factorías. A finales de enero de 1890 las cinco mayores empresas tabacaleras de los Estados Unidos se unen para formar la mayor empresa de fabricación de tabaco del mundo, La American Tobacco Company, presidida por el hijo de W.Duke, James Buchanan, que pasa a dominar el mercado del tabaco en los Estados Unidos y ser uno de los principales proveedores de tabaco a Europa y Asia durante casi veinte años, monopolizando la producción de todos los productos del tabaco a excepción de los cigarros puros, cuyo máximo exponente de calidad sigue siendo Cuba. Comienzan las grandes campañas publicitarias para comercializar estos nuevos y baratos objetos de consumo (los cigarrillos) producidos en grandes cantidades.
1890 - 1910 - Este periodo es considerado por los expertos como la era o época dorada de la Vitolfilia, aunque hay expertos cualificados que lo amplían algo mas desde 1880 por abajo y hasta 1920 por arriba. Lo cierto es que en este periodo vieron la luz las vitolas o anillas de mayor calidad artística, y por tanto las más preciadas. Monarcas, políticos, personalidades de todo tipo, empresas privadas, casinos, clubes náuticos o deportivos, navieras y un largo etcétera se honraban en regalar a sus amigos, miembros o invitados los mejores cigarros puros de las más distinguidas marcas tabaqueras del momento; la vitola, aparte de asegurar y garantizar la autenticidad del cigarro puro, era un complemento que daba un toque exclusivo y personal al cigarro, por ello, en muchas ocasiones, se pedía a la marca el anillado con vitolas especialmente realizadas para el club, la empresa o el personaje en particular.
1939 - La segunda guerra mundial significa el punto álgido en el consumo de tabaco, sobre todo de los cigarrillos, incluyéndose en todas las raciones diarias de los soldados de todas las nacionalidades. Fumar cigarrillos es la moda, está bien visto por todos y cala en todas las capas sociales. Su consumo avanza imparablemente en detrimento del cigarro puro.
1950 - El científico norteamericano Morton Levin publica un artículo científico en el que por primera vez se demuestra la correlación entre el hábito de fumar y cáncer de pulmón. Es la primera señal de aviso y marca el comienzo de las campañas antitabaco. A partir de entonces van a sucederse una serie de normas y prohibiciones hasta llegar a la situación actual en que la mayoría de los países desarrollados prohíben fumar en sitios públicos para proteger la salud de las personas.
Bibliografía y fuentes utilizadas
(*1) Revistas de la A.V.E. números 250, 17, 132, 139, 155, 285, 291, 167.
(*2) Enciclopedia Wilkipediade Internet.
(*3) Portus Patris http://www.puertopadre.com/primado.htm
(*4) Una historia del tabaco en España. Autores Javier López Linege y Juan Hernandez Andreu.
(*5) Historia de Ayamonte: Rodrigo de Xerez. https://sobrehuelva.com/2011/05/09/la-historia-de-rodrigo-de-xerez-vecino-de-ayamonte/
(*6) Historia y mitología del tabaco http://the-geek.org/escepticos/199905/msg00459.html
(*7) El negocio colonial de tabaco en el Imperio Español (Laura Náter. Univ. ) http://sshi.stanford.edu/Conferences/2001-2002/GlobalTrade2001/nater.pdf
(*8) La institucionalización del modelo tabaquero español 1580-1633. Autores: Santiago de Luxan Meléndez y Oscar Bergasa Perdomo
(*9) Historia de Cuba. Los Indios de Cuba http://aguadadepasajeros.bravepages.com/cubahistoria/indios_de_cuba.htm
(*10) Historia de Cuba, Los Indios, el descubrimiento y la exploración de Cuba http://www.guije.com/libros/historia01/c01/index.htm
(*11) La cojiba y el consumo de alucinógenos de los tainos. Autor: Lic. Bernardo Vega. Tabaco e historia.
(*12) España en la historia del tabaco. Centro de estudios de Etnología Peninsular (C.S.I.C.). Autor: José Pérez Vidal.
(*13) Instituto del Tabaco de la República Dominicana http://www.suncaribbean.net/rd_info_turistica_SI_comprar_productos_tabaco.htm
(*14) Cultivadores de Tabaco de España http://www.cultivadoresdetabaco.org/ .
(*15) La pipa a través de la historia. Ericarte (foro especializado en pipas). http://ericarte.foroactivo.com/t44-la-pipa-a-traves-de-la-historia
(*16) Universidad de Wisconsin - Ibero-American Electronic Text Series. Relación de Fray Ramón acerca de las antigüedades de los indios, capítulo XV
(*17) Libro: De súbditos del Rey a ciudadanos de la Nación, Centro de Investigaciones de América Latina, Universidad Jaime I http://books.google.com/books?id=NlrcBCQQO8QC&printsec=frontcover&hl=es#PPP1,M1
(*18) Texto sobre la ceremonia de la cohoba: Exposición en el Museo de América (Feb-Jun 2009): El Caribe precolombino. Fray Ramón Pané y el universo taíno.
(*19) Excelente libro de Fernando Ortiz sobre sobre el tabaco Contrapunteo cubano del tabaco y del azucar libros(http://books.google.com)
(*20) Historia del tabaco. Tabacopedia. https://tabacopedia.com/es/tematicas/historia-del-tabaco/#_
(*21) Historia natural y general de las Indias, Islas y Tierra Firme del mar Océano, del historiador y cronista Gonzalo Fernández de Oviedo (1535).
(*22) Disquisiciones nicotianas. Autor: Manuel de Saralegui y Medina - 1903
(*23) El tabaco: su historia, su estancamiento. Autor Victoriano Felip. 1834
(*24) La creación del Estanco del Tabaco en España. Los orígenes. P33. Autor: José Manuel Rodríguez Gordillo - ALTADIS
(*25) Una historia del tabaco en España. Autores Javier López Linege y Juan Hernandez Andreu
(*26) Material perteneciente a la colección del autor.
(*27) Habana Radio. La voz del patrimonio cubano. http://www.habanaradio.cu/articulos/de-vuelta-abajo-a-la-habana/
(*28) Los usos de la ciudad y los espacios de trabajo en el mundo del tabaco. La Habana a comienzos del siglo XIX. Autor: Vicent Sanz Rozalén. https://mdc.ulpgc.es/utils/getfile/collection/coloquios/id/2382/filename/2408.pdf
(*29) La ciudad de la Habana y el tabaco a comienzos del siglo XIX. Autor: Vicent Sanz Rozalén. https://mdc.ulpgc.es/utils/getdownloaditem/collection/aea/id/2377/filename/2375.pdf/mapsto/pdf
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