MI COLECCIÓN DE VITOLAS |
Mi padre había ido formando su colección en Madrid, su ciudad natal, entre las décadas de 1950 y 1960, periodo en el que fue bastante activo en todo lo referente al colecionismo de anillas, presentándose a bastantes exposiciones y concursos. En su madrileño barrio natal de Chamberí conoció a su amigo de la infancia Florencio Giménez Caballero, iniciándose juntos en el coleccionismo vitolfílico (nunca perdieron el contacto).
En aquellos años se intercambiaba mucho material con otros coleccionistas, tanto nacionales como extranjeros. Recuerdo como si fuera ayer la frecuente visita del cartero a nuestra casa para entregar cartas certificadas con vitolas o bien recibir giros. También vendía vitolas los domingos por la mañana en la Plaza Mayor de Madrid y yo, que por entonces era un chaval de unos 10 años, le acompañaba ayudandole en lo posible, pero sobre todo le hacía compañía. Recuerdo como si fuera ayer los álbumes de vitolas que llevaba, los cartones que desplegábamos en las columnas de granito de la plaza o los sobres sorpresa de 25 o 50 anillas (de color azul) que vendíamos al precio de cinco pesetas. También vendíamos bonitos ceniceros de cristal que fabricábamos en casa pegando vitolas artísticamente en su reverso (en este trabajo colaboraba la familia al completo). Todo ello constituía una pequeña inyección económica en aquellos duros años de finales de la década de 1950 y principios de la de 1960.
Debido a la falta de tiempo libre y también a la falta de ilusión, mi padre fue abandonando poco a poco la Vitolfilia; vendió muchas piezas de su colección, quizás las mejores, y en pocos años abandonó total y definitivamente el coleccionismo de anillas, quedando solo la relación de amistad con sus antiguos compañeros de afición, que siempre conservó, sobre todo con Florencio Giménez y los componentes del Grupo Vitolfílico de Madrid.
Tras su fallecimiento, acaecido el 4 de diciembre del año 2002, heredé la colección y decidí mantenerla y mejorarla en lo posible como recuerdo y vínculo hacia su figura. Después de un largo periodo de reflexión y recogida de información, ya que no sabía nada sobre vitolfília, decidí reordenarla y mejorar su almacenamiento colocándolas en hojas de bandas transparentes, pues estaban pegadas con charnelas en álbumes sobre papel.
Hecho esto, y ya con cierta información básica sobre Vitolfilia (catálogos, revistas de la A.V.E., etc), fui ampliando la colección con cualquier vitola que cayera en mis manos, sobre todo aquellas de cierta calidad, si bien es cierto que yo aprecio y valoro cada vitola que poseo por su belleza subjetiva, es decir, por la impresión que me causa, lógicamente sin perder de vista su apreciación técnica o su valoración en el mercado.
Pues bien, haciendo balance de resultados puedo afirmar con orgullo que he podido ampliar considerablemente su colección de forma ordenada y manejable. Confío que allá donde esté mi padre o lo que quede de él (su energía vital, su alma, su recuerdo, ...) vea con buenos ojos este sincero tributo a su figura y a la colección de vitolas que me confió. Desde siempre, este sitio web ha estado dedicado a su memoria.
Dado la evidente característica de extensión y complejidad de la Vitolfília, y asumiendo la imposibilidad material de coleccionar todos los tipos de vitolas y de temáticas, hoy por hoy mi principal interés se centra por este orden de prioridad en:
Pues bien, si está interesado o sencillamente siente curiosidad, puede acceder a una selección representativa de las Vitolas de Mi Colección, haciendo clic en el vínculo: Galería de Fotos.
Espero que su mera contemplación sirva al menos para dar a conocer y fomentar el conocimiento de este precioso coleccionismo, en general tan poco conocido y valorado.
Gracias por su atención y ...... ¡ espero Que lo disfrute !
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