A la memoria de mi padre: José Berni Gómez q.e.p.d. El inició esta colección |
COLECCIONISTA DE VITOLAS DE PUROS Juan Alberto Berni González A.V.E. 1415 |
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GRANDES TABAQUEROS EN LOS EE. UU. ANGEL CUESTA Y PEREGRINO REY Y SU EMPRESA "CUESTA & REY CO." |
Ángel Cuesta LAMADRID, nació el 21 de diciembre de 1858 en la pequeña aldea de Colosía, hoy perteneciente a la parroquia asturiana de Panes, concejo de Peñamellera Baja. Sus padres, Bernardo Cuesta y Francisca Lamadrid, que vivían modestamente del oficio de serrador de madera y de la artesanía (talla y cestería), tuvieron tres hijos: Manuela, Ángel y Catalina.
Por aquellos años, cántabros y asturianos emigraban masivamente a tierras americanas motivado por el sistema hereditario vigente, que una vez fallecidos los padres, su patrimonio pasaba íntegramente al hijo primogénito para evitar repartirlo entre el resto de los habitualmente numerosos hermanos. Los propios padres iban conciencienciando a los hijos de su situación y alternativas de futuro, recibiendo una educación dirigida a prepararles para abordar de la mejor forma su destino, y sin duda, uno de ellos era la tierra prometida americana. El hijo, mas o menos consciente, iba aceptando esa decisión a la espera de la oportunidad, que solía ser a través de amigos o familiares con familia trabajando allí o bien cuando llegaba al pueblo algún indiano a pasar sus vacaciones.
Ángel creció alternando sus estudios en Panes (en Colosía no había escuela) con largos veranos trabajando de pastor. A los doce años llegó su oportunidad cuando conoció al hijo de un indiano llamado Matías Vega que había llegado al pueblo desde La Habana. A pesar de su temprana edad, Matías decidió ampararle y tutelarle en su anhelo. Además, su padre le encontrará un importante soporte en la Habana que le sería decisivo, como veremos un poco más adelante, su padrino y amigo íntimo Ángel González Gutiérrez que había conocido en su juventud, trabajando ambos en la construcción del puente de Unquera. Un golpe de suerte iba a cambiar su vida así, de repente; como él mismo escribió en sus memorias: "sentí cómo el mundo se abría ante mí".
Así pues, Ángel sería uno de esos hijos desheredados que emigró a Cuba. Lo decidió muy joven, a punto de cumplir trece años, con la bendición de sus padres y la tutela de un paisano de Colosía, su pueblo. Comenzaron los necesarios preparativos para el largo viaje: algo de ropa, pasaporte especial para la emigración de un menor, permisos, certificados y demás papeleos; aparte hubo de costear el pasaje de barco y proveerle de algún dinero para afrontar la espera del barco en el puerto de Santander y los primeros días de estancia en La Habana.
Era principios del mes de diciembre de 1871 cuando Ángel Cuesta llegaba a Santander, ciudad portuaria que canalizaba la entrada de mercancías de ultramar hacia Castilla (tabaco, azúcar, café, cacao, maderas, etc) así como la salida de lanas, cereales y demás productos que llegaban desde la meseta a través del Canal de Castilla y posteriormente por el ferrocarril inaugurado en 1858. Una vez allí, Ángel y Matías esperaron pacientemente la llegada del moderno vapor Germania que hacía la ruta de ida y vuelta Hamburgo-Santander-La Habana-Nueva Orleans y que arribó al puerto el 28 de diciembre y zarpó rumbo a Cuba dos días mas tarde, el 30 de diciembre de 1871.
Ángel Cuesta viajó por 870 reales en tercera categoría porque no había otra inferior, mientras que su compañero y tutor, Matías se alojaría en camarotes de primera. Durante la travesía, Ángel haría sus primeras amistades, compartiendo con ellos sus ilusiones y esperanzas, y sufriendo con resignación las muchas adversidades de ese largo viaje; comentaría en sus memorias: "el viaje fue muy malo y las dificultades tan numerosas que sería imposible mencionarlas, pero al fin, a pesar de todo, llegamos a la Habana".
El 16 de enero de 1872, Ángel Cuesta pisaba tierra cubana en el puerto de la Habana, y según descendía la pasarela del Germania oyó una voz de entre la multitud que abarrotaba el muelle y que le llamaba ¡¡¡ Ángel !!!. Era su padrino Ángel González que le estaba esperando. Viajan a Marianao, pueblo cercano a la Habana donde González vivía, donde le había preparado alojamiento en casa de un buen amigo. Durante unos años, Ángel Cuesta completó sus precarios estudios y mejoró sus conocimientos con gran aprovechamiento, al objeto de enfrentarse lo mejor preparado posible a la vida laboral en la colonia. Estos años de estudio y preparación le serían de una gran importancia a lo largo de toda su vida, demostrando un alto nivel de cultura y distinción; Ángel siempre fue consciente de que todo ello no hubiera sido posible sin el generoso concurso de su padrino, lo que siempre agradeció sobremanera.
En aquellos años, la industria del tabaco cubana estaba en pleno apogeo, y todo ello a pesar de estar en plena guerra de los diez años (1868-1878). Las revueltas se daban sobre todo en zonas rurales, por lo que la Hababa sufría solo sabotajes o pequeñas revueltas que eran prontamente sofocadas. El joven Ángel decide dedicarse con todas sus fuerzas a ese lucrativo negocio, y a los quince años encuentra trabajo de aprendiz en una fábrica de cigarros de la Habana, donde aprendió el oficio durante dos años, para pasar a otra fábrica como torcedor de cigarros con un salario mucho mayor, pues el oficio estaba muy buscado. En ese periodo de fecundo trabajo, se alistó durante unos pocos meses en la 8ª compañía de voluntarios de la Habana, sirviendo de centinela en los fuertes.
Pero su gran pasión era la lectura; leía todo libro que cayera en sus manos, en especial las biografías, y con el tiempo fue atesorando una pequeña pero escogida biblioteca.
En lo sucesivo, esta afición le ayudaría significativamente en sus relaciones personales y profesionales, demostrando una cultura y refinamiento notables, incluso en relaciones con personas de mayor nivel social o cultural.
El 10 de febrero de 1978 se da por finalizada la guerra con la firma de la Paz de Zanjón, y con ello vuelve una relativa tranquilidad a la isla. No obstante, Ángel ya había decidido su marcha, en busca de una mayor seguridad; había vivido unos años de continuas revueltas, donde muchas personas inocentes habían sufrido los desmanes de uno y otro bando contendiente en la larga guerra. El destino estaba decidido hacía tiempo, y no era otro que Cayo Hueso (Key West), en Florida, a unos pocos Km. de allí, destino de otros muchos cubanos y españoles que habían huido de los desmanes de la guerra, y donde el tabaquero español Vicente Martínez Ibor había fundado la que sería la primera ciudad tabaquera de los EE.UU.
El 16 de abril de 1878, consta en los archivo su baja del ejército de voluntarios de la Habana por incomparecencia sin justificación, por lo que se deduce que debió abandonar la isla pocos días de esa fecha con destino a Florida.
Para sufragar los gastos del viaje en barco y la manutención hasta encontrar trabajo allí, tuvo que vender su preciada biblioteca que con tanto cariño había ido creando durante cinco años.
Con diecinueve años llegó a Cayo Hueso donde, dado su experiencia en el sector, debió encontrar empleo rápidamente. Siguió aprendiendo el oficio observando el trabajo de los expertos torcedores cubanos que llegaban contínuamente. Llegados a este momento, hay que decir que se constata una laguna histórica correspondiente al periodo 1878-1884, en el cual poco o nada se sabe sobre su actividad. Lo que sí se puede afirmar es que su estancia allí sería corta pues, sin que se sepan los motivos, decide trasladarse a Nueva York. Por entonces, esa gran ciudad era un importante centro de actividades y negocios de todo tipo; de su puerto
entraban y salían continuamente cargamentos de tabaco hacia Europa: llegaba tabaco en rama cubano para la fabricación de cigarros de calidad, y salía Tabaco de Virginia con destino a Europa (Hamburgo, Bremen, etc.), incluso al puerto de Santander para las fábricas del Monopolio de Tabacos Español.
Al final de este periodo se traslada a Chicago, ciudad de oportunidades y negocios, en ocasiones turbios; es un ambiente que no conoce lo suficiente y no le convence para instalar su negocio de tabaco, por lo que pone su punto de mira en Atlanta, en el estado sureño de Georgia donde, como veremos a continuación, comienza su ascensión fulminante como fabricante de cigarros.
En 1884 abre en la citada ciudad de Atlanta su primera fábrica; es un pequeño chinchal donde él mismo al frente de un puñado de operarios consigue elaborar puros de gran calidad; el primer documento gráfico de su fábrica apareció en la Gaceta de Tampa, y lo describe así: « un modesto principio ocupando solamente una sala de un edificio de Atlanta con 17 empleados ». Entre ese puñado de trabajadores estaba el que en pocos años se convertiría en su socio y amigo, Peregrino Rey. Mantiene una alianza estratégica con la empresa Ballard Cigar para comercializar mejor sus productos, llegando más adelante a crearse la sociedad Cuesta-Ballard Co.
La calidad de sus labores, su labor al frente de la fábrica y su carácter abierto y refinado hizo que el negocio prosperaba rápidamente, siendo reconocido en las distintas capas sociales de Atlanta y logrando una posición desahogada como exitoso hombre de negocios; pronto sus negocios traspasarían las fronteras de Atlanta. Entra así por la puerta grande en los círculos políticos y empresariales de la ciudad. En ello tuvo mucha influencia la cultura y conocimientos obtenidos a través de la lectura y el estudio.
Como fruto de su aceptación en la alta sociedad de Atlanta, hace amistad con el ingeniero químico Dr. Frederik Binder que le abre las puertas de su mansión, conoce a su hija Marie Binder y felizmente acaba contrayendo matrimonio con ella en 1888.
Su pequeña fábrica fue cambiando de ubicación a medida que hacía necesario incrementar la plantilla para hacer frente a la creciente producción.
La primera imagen impresa conocida de su fábrica fue publicada en 1890, cuando estaba situada en la esquina entre las calles Marietta y Broad St. Por aquellos años la nueva Ciudad del Cigarro de Tampa estaba en pleno crecimiento y ya había desbancado a Cayo Hueso como principal centro de producción de los EEUU; las fábricas de cigarros se estaban trasladando masivamente allí aprovechando su excelente ubicación, vías de transporte y sus facilidades para la instalación de nuevas empresas; por todo ello, decide que era el momento de cambiar de aires y en 1893 se encuentra instalalado en el puerto de Tampa, en un lugar llamado Brick Corner desde donde podría gestionar de cerca la oferta de rama cubana y contratar a los mejores artesanos que llegaban allí continuamente. Traslada a los mejores operarios de su fábrica de Atlanta elegidos por Peregrino Rey,y pone en funcionamiento la factoría que al cabo de un año se queda pequeña. Rompe la alianza con Ballard al no cumplir con sus expectativas y se traslada a Ybor City donde ocupa un amplio edificio que posteriormente fue adquirido por la fábrica de Hav-A-Tampa.
Pero es el momento de hablar de otro hombre clave en esta historia, que es Peregrino Rey, su hombre de confianza, amigo y finalmente socio. Había nacido el 23 de febrero de 1862 en Brión, ayuntamiento coruñés situado a unos 13 Km. de Santiago de Compostela que, como Ángel Cuesta emigró a Cuba muy joven, a los trece años, para trabajar de aprendiz tabaquero. En 1879, se trasladó a Atlanta donde trabajó en la primera fábrica de Ángel Cuesta desde sus inicios. Su profesionalidad en la fábrica pronto le condujo al puesto de capataz y a ganarse la plena confianza del patrón, hasta convertirse en su principal apoyo y hombre de confianza. Además, en el plano personal fueron excelentea amigos y compañeros durante toda su vida.
La estrecha colaboración continuó hasta 1893, momento en que Cuesta se embarcó en la aventura de Tampa. Así, durante un tiempo ambas trayectorias se separan, quedándose Rey en la ciudad de Atlanta mientras que Cuesta luchaba por hacerse un hueco y crecer en un entorno duro y competitivo pero tan emocionante y prometedor, hecho a la medida de un luchador como Ángel Cuesta, que no quere que su decisión afecte a su familia y amigos y después de pensarselo mucho decide no trasladarlos allí; se sacrifica y viaja continuamente desde Altalta a Tampa, dejando al cuidado de la fábrica a su amigo y hombre de confianza Peregrino Rey.
El 15 de Julio de 1892 se inauguraba la primera fábrica en la nueva ciudad industrial de West Tampa creada por Hugh Campbell Macfarlane de la ciudad de Tampa. Ybor City estaba ya congestionada de empresas y ya era complicado pensar en ampliar la fábrica allí, por lo que en 1896 decide arriesgarse y trasladar allí su fabrica, operación de alto riesgo pues en aquellos momentos West Tampa era un lugar solitario y aislado donde solo había instaladas 10 fábricas de cigarros. Pero todo eran facilidades y buenas espectativas: terreno barato, infraestructuras de transporte garantizadas por el promotor Macfarlane y voluntad política de las autoridades locales en potenciar esa zona.
En aquel año de 1896, después de tres años, acaba la aventura de Ángel Cuesta en solitario; propone a su amigo Peregrino Rey trabajar juntos en un nuevo y ambicioso proyecto en Tampa en el que Rey participaría en calidad de socio minoritario con un total de 3.000 acciones.
Años más tarde, en 1912, completaría su dedicación al 100% a sus negocios y demás actividades en clubs y asociaciones de Tampa con el traslado de la familia al completo a una lujosa urbanización cerca de la desembocadura del rio Hillsborough. De esa forma daba por concluidos los continuos y molestos viajes a Atlanta que tuvo que realizar durante diecinueve largos años para compaginar el trabajo y su familia.
En pocos meses se inauguró la fábrica a nombre de la nueva sociedad Cuesta, Rey & Co, en un edificio situado en el nº 2812 de Howard Av. de West Tampa, que con el paso del tiempo se convertirá en una de las mayores empresas productoras de cigarros de calidad Clear Havana de la ciudad.
Era un imponente edificio de tres plantas con fachada de ladrillo y con pilares, vigas y revestimiento interior de madera; dado el elevado riesgo que suponía la construcción interior con este material tan combustible, se solía instalar un gran depósito de agua en el exterior para sofocar rápidamente los conatos de incendios que se solían producir (como se aprecia a la izquierda de la foto).
En los años de mayor producción, sobre 1900, se calcula que podría trabajar en la fábrica Cuesta, Rey una plantilla cercana a las 600 personas elaborando unos 15 millones de cigarros anuales.
La disposición de los distintas oficinas, naves y almacenes solía ser similar en la mayoría de las fábricas de cigarros de aquellos años, y era la siguiente:
Anatomía típica de una fFábrica de
Tabaco en Tampa a finales del siglo XIX. (*7) |
De igual modo que otros fabricantes que sufrieron las huelgas de Tampa, sobre todo la más grave de 1900, se ve forzado a diversificar su producción instalando fábricas alternativas para poder cumplir con sus clientes, cosa que hace abriendo ese mismo año una fábrica en Jacksonville, al norte de Florida, que camuflada desde 1903 bajo la denominación de González-Sanchez y Cia, resolvería provisionalmente el problema en los periodos de huelga en Tampa. La fábrica fue un gran éxito, pues aguantó bien las sucesivas crisis del sector del cigarro en los EEUU hasta su cierre en 1946, en pleno auge del cigarrillo.
En el momento de mayor pujanza, Cuesta, Rey Cigar Co. llegó a emplear a más de 1.000 trabajadores en sus fábricas de Ybor City, West Tampa y Jacksonville
En 1904 la familia Cuesta ve la oportunidad de realizar un viaje de placer por Europa: primero hacen turismo por varios países como Inglaterra y Francia; luego visitan Sttutgart, el lugar de nacimiento de sus suegros, y finalmente Colosía, el pueblo donde nació y creció Ángel Cuesta. Fue la última vez que vio a su padre Bernardo que tenía entonces 79 años.
Aprovecha la corta estancia en Colosía para regalar a su pueblo una escuela, que no se pudo inaugurar hasta 1909 por problemas legales; recordemos que esta carencia de escuela le obligó a ir caminando hasta Panes, pueblo separado unos 2 Km. La familia volvió a Colosía varias veces de vacaciones, teniendo siempre detalles para sus compatriotas.
Su pasión por su patria era de todos conocida y prueba de ello es que su fábrica era conocida popularmente como "la verdadera casa española".
Pero no solo ayudó a sus compatriotas de Colosía, también hizo lo propio con los españoles de Tampa.
Desde el Centro Español de Tampa, en cuyo sostenimiento ambos socios participaron activamente durante años, Cuesta como vicepresidente y Peregrino Rey como vocal, ayudaron a multitud de compatriotas en fines sociales (salud, ayuda económica, educación, etc...).
Un claro ejemplo fue el trabajo realizado por ambos en la comisión recaudando fondos para la construcción del Sanatorio de Bayshore, un moderno edificio de tres plantas dotado de los más modernos medios técnicos que, inaugurado en 1906, atendería a las familias de Tampa solo con la condición de ser asociados al Centro Español y una cuota mensual de 1,50 $.
En su fábrica de West Tampa dispuso de una escuela para los hijos de trabajadores,
dado que la ciudad no financiaba sus estudios y su salario no daba para sufragarlos, además de sufrir dificultades extra al tener que integrarse en aulas de habla inglesa. Ángel Cuesta pidió participar en el comité que estaba estudiando la solución a este grave problema de escolarización de los niños hispanos en Tampa y luchó con todas sus fuerzas para conseguir una gran escuela pública para ellos que tuviera en cuenta su idioma materno y facilitara su integración en la sociedad anglosajona con el estudio del inglés.
Y lo logra en 1911, poniendo 20.000 dólares de su bolsillo que sumadas a otras donaciones privadas por valor de 15.000 dólares, harán realidad la construcción del nuevo colegio en la avenida norte de Tampa. Años después, el Condado de Hillsborough al que pertenecía Tampa, acuerda poner su nombre a ese colegio con una placa conmemorativa sobre el arco de entrada del edificio con el nombre del colegio: A. L. Cuesta School.
En 1934, cuando Ángel Cuesta, ya enfermo, vivía sus últimos días se enorgullecía pensando que en el colegio por él promocionado: "unos 1.000 niños de padres latinos estaban recibiendo instrucción de primera clase". La escuela cerraría sus puertas en el año 1979 siendo demolida en 1983.
Los propietarios de Cuesta, Rey & Co. siempre tuvieron un especial cuidado en controlar la calidad del producto, al objeto de satisfacer a los consumidores más exigentes. Sus productos, elaborados manualmente con el mejor tabaco procedente de Cuba, se dirigía a fumadores que buscaban la mejor calidad, a precios relativamente asequibles. Dentro de su política de personal tenían a gala reconocer, premiar y destacar a sus empleados para involucrarlos en los objetivos de la empresa; buena prueba ello fue la campaña publicitaria internacional iniciada en 1913 en la que participaron activamente muchos de los operarios de la fábrica de West Tampa.
En 1914, se envió una muestra especial de productos elaborados por la empresa para el monarca español Alfonso XIII, junto con 5.000 puros y 30 cajas de cigarrillos de obsequio para las tropas del Ejército español que luchaban en la Guerra de Marruecos. En reconocimiento a su generosidad, se logró el nombramiento de la empresa Cuesta, Rey & Co. como Proveedor Oficial de la Corte de España, honor que ninguna otra empresa de cigarros en los EE.UU. había logrado. Sus excelentes relaciones con la Casa Real Española fructificaron en la concesión de la Cruz de la Orden de Isabel la Católica a Ángel Cuesta en calidad de representante de la compañía el 16 de julio de 1910. Poco después, el 22 de diciembre de 1913, el monarca Alfonso XIII vuelve a conceder un segundo nombramiento, esta vez a a ambos socios: a Ángel Cuesta como Comendador y a Peregrino Rey como Caballero de la Encomienda, que les son entregadas en 1914 por el embajador de España en los EEUU. De nuevo, en 1925, recibió la máxima distinción de la Orden, la Gran Cruz de Isabel La Católica.
Conjunto de anillas de distintas marcas cubanas especiales para el Rotary Club. (*2) |
Cuesta siempre mantuvo estrechas vinculaciones con Cuba, pues no en vano la rama de tabaco cubana era imprescindible para la fabricación de sus cigarros. Dichas relaciones le animan construir en 1913 una fábrica de cigarros en la Habana; encomienda su diseño y construcción al arquitecto de su confianza en Tampa, Fred J. James. La fábrica estaba situada en la calle Belascoaín esquina a Peñalver y Desagüe, y tenía la estructura habitual en este tipo de instalaciones: de tres pisos y tamaño medio. Su hijo Carlos, que ha ido formándose en los negocios guiado por sus maestros Cuesta y Rey, se encargaría de la fábrica desde su inauguración en 1914. y más tarde sería su presidente. Según (*8), sin aportar pruebas concluyentes, Cuesta, Rey & Co. compraría la marca El Rey del Mundo a la empresa Díaz Hermanos en fecha desconocida, pero cercana a 1915.
En 1924, dado su indudable prestigio en los EE.UU. y las buenas relaciones con la monarquía española fue designado para encabezar la delegación dipomática para mejorar las relaciones entre los EE.UU. y España.
Según palabras de Eric Newman, presidente de la JC Newman Cigar Co., empresario que, como veremos, compraría su fábrica en 1959, afirmó :
« Fue la elección natural para liderar el grupo encargado de mejorar las relaciones con España ».
« Fue querido tanto en los EE.UU. como en España ».
Colegio Angel L. Cuesta en Tampa. (*8) Sanatorio del Centro Español de Tampa, promovido y financiado en parte por Angel Cuesta. (*8) |
Ángel Cuesta siempre manifiestaba libremente en sus memorias y entrevistas a distintos medios de información su relación o pertenencia a sociedades secretas o masónicas, casinos, club sociales y otras asociaciones de índole cultural o filosófico. En aquella época estas sociedades se habían extendido como la pólvora, sobre todo en países donde estaban autorizadas por gobiernos de orientación liberal, como los EEUU, Gran Bretaña y algunos estados europeos. Seguramente Cuesta tuvo sus primeros contactos con este tipo de asociaciones en Atlanta y Chicago, como bien pudieron ser la orden de los Elks, La Benevolente, Scottish Rite y otras en las que debió ocupar rangos relevantes.
Pero donde su actividad fue intensa y fructífera seía en el recien creado Rotary Club, fundado en Chicago el 23 de febrero de 1905 por el abogado Paul Harris. La filosofía de este movimiento eminentemente altruista es fomentar la ética y el buen comportamiento en las actividades profesionales y empresariales en beneficio de la sociedad, y su puesta en práctica por todos los miembros rotarios, tanto en su vida privada como en lo público. Para ello se organizan libremente en clubs independientes donde se reunen para intercambiar ideas y emprender acciones para mejorar las sociedades del mundo entero.
Ángel cuesta participó en calidad de asociado en la primera reunión inaugural del Club Rotario de Tampa en junio de 1914. Progresivamente iría tomando protagonismo en la organización: organiza la fundación del primer Club Rotario en un país de habla hispana en la Habana (Cuba) en 1916 y posteriormente en Cienfuegos. El 20 de Octubre de 1920 participa en la fundación en Madrid del primer Club Rotario de España y del continente europeo. También participará activamente en la constitución de los Club Rotarios de Barcelona y Santander en 1921 y 1923 respectivamente.
A finales de enero de 1926 sufrió una embolia cerebral muy grave que le afectó a todo un lado del cuerpo, permaneciendo en cama durante un largo periodo de tiempo. Después fue mejorando poco a poco, pero nunca recuperó la salud ni la movilidad anterior a la enfermedad.
Su socio y amigo, Peregrino Rey, había ya fallecido el 11 de agosto de 1920, a los 57 años, con la salud también muy deteriorada.
El traspaso de la dirección de la empresa a manos de sus hijos no fue traumático, pues hacía tiempo que se había puesto en marcha un proyecto bien planificado de traslado de funciones y objetivos bajo la supervisión de sus padres, lo que posibilitó una línea de continuidad sin sobresaltos en la gestión de la empresa.
Mural en el parque "Rey Park" que representa la fábrica de Cuesta, Rey & Co., que estuvo ubicada en pleno distrito histórico de West Tampa. (*6) |
Durante sus últimos años visitaba esporádicamente su fábrica o su querido colegio Ángel L. Cuesta School, desplazándose en coche y ayudándose de un bastón, con la movilidad ya muy disminuida. En marzo de 1931 fallece su hermana Manuela, y la triste noticia le empuja a realizar el que sería su último viaje a su patria chica. Ángel Cuesta falleció el 30 de julio de 1936, a los 77 años de edad, por las complicaciones de una neumonía. El día de su funeral, las fábricas de cigarros de Tampa cerraron sus puertas en señal de duelo y respeto.
Peregrino Rey participó activamente en la política municipal de West Tampa, llegando a ser su alcalde en 1909. La ciudad de Tampa reconoció su gran labor, dando el nombre de Rey Park a un parque situado entre Howard Av. y Cherry St., cerca de donde estuvo ubicada su fábrica.
La compañía continuó fabricando cigarros, superando tiempos difíciles, hasta 1959, momento en que fue adquirida por la empresa Standar Cigar Co., propiedad del emigrante húngaro J. C. Newman, que había fabricado su primer cigarro en Cleveland (Ohio) en 1895. Tres años antes, en 1956, esta empresa había comprado la fábrica E. Regensberg & Sons Cigar Co., conocida en Tampa como "el reloj" por su alta torre con un llamativo y vistoso reloj.
Cuando adquirió las marcas de Cuesta & Rey, debió colocar en la fábrica de Regensberg el cartel que ha llegado hasta nuestros días con la leyenda " Home of Cuesta-Rey Cigars" (Casa de Cuesta-Rey), lo cual da idea del gran prestigio que había alcanzado esta firma.
El edificio fabril de Cuesta-Rey Co., dañado por el fuego, fue derribado en 1989, siendo el final de décadas de una ejemplar colaboración entre empresa, ciudad y trabajadores de hasta tres generaciones.
Principales marcas:
Ponce de León, La Favorita de Tampa, La Flor de Cuesta Rey, La Única, Primo del Rey, Court-Land, El Dedicado, White Heather y El Anclo.
En 1913, la compañía adquirió la marca El Rey del Mundo, que a su vez era propietaria de la marca Flor de Allones.
fuentes de informaciÓn.
(*1) Cuesta-Rey History.
(*2) Colección del autor.
(*3) University of South Florida (special collections).
(*4) Tampa Tribune. Angel Cuesta’s legacy reaches to Spain. Artículo publicado el 8 de septiembre de 2014.
(*5) Tampa-Hillsborough County Public Library. Burgert Brothers Photographic Collection.
(*6) The Historical Marker Database. Los principios de la Industria del Cigarro en West Tampa.
(*7) Museo interactivo de la industria tabaquera de Tampa. Anatomía de una fábrica de cigarros puros. http://www.museumofcigars.com/anatomy_bldg.html
(*8) Libro. Angel Cuesta Lamadrid. Tabaquero y Rotario. 2005. Autor: José Demetrio Diego.
(*9) Revista de Peñamellera Baja. http://www.picopenamellera.es/huellaDesarrollo.php?id=54
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